Monday, March 19, 2007
LSD (II)
Camino freneticamente por la vereda de la playa, viendo desde arriba las pequeñas y precisas dunas que se me cruzan de manera intermitente. Del otro lado del paredoncito (irrisoria defensa) viene el estruendo. Es de noche, y el mar no deja de moverse. Sigo sobrevolando la vereda un rato, hasta que empiezo a sospechar significados en el ruido. Cruzo el paredoncito, me paro frente al mar. Se, por unos instantes, que esa masa de agua negra, gigante y revuelta es mi propia alma.
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4 comments:
A mi me encanta la poesía, y por lo que lei de este blog, creo que sos un gran poeta, quieras o no. Algunas frases son tan contundentes... tan lindas.
Ah, y tambien me interesan los alucinógenos... (nunca consumí)
me gustaria probar.
Besos.
Uh, muchas gracias, sujeto. Dejame un mail, o algo, y charlamos. Un abrazo
A mi el mar siempre me da una sensación extraña, de inmensidad y terror. Me encantó ese sentido que le diste con tu experiencia.
Salud
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